Me parece triste. Tan triste que casi me dan ganas de llorar. Bien, no, no es triste. Es absurdo. O quizás ni tan siquiera es eso, es más bien patético. Sí, eso es, es trágico y fúnebre. Lo aborrezco. Matar lo vivo, reinventar lo muerto, pero más frío, más duro, más antinatural. Reproducir sistemáticamente aquello que no sabemos cuidar para taparlo, o, encarcelarlo en pequeños cuadrados que adornan insulsas aceras en ciudades impersonales. Cubrir la tierra cálida, nido de árboles fuertes, con hojas duras de cemento impreso, anodino, acromático. ¿Esto es lo que nos va a quedar? ¿Esta es la herencia que pretendemos dejar a los que nos sucedan?
Un suelo gris eterno. Un horizonte sin calidez. Un mar duro e infinito sin aroma.Un paisaje sin vida.
Naturaleza muerta.
Eso es lo que nos va a quedar.