Parece ser que se ha puesto de moda esto de hacer cosas "distintas" con los compañeros de trabajo. "Team building" creo que lo llaman, lo que vendría a ser trabajo en equipo en castellano de toda la vida. Y además parece ser que esto tiene que servir para fomentar la cooperación, la comunicación, el buen rollito y no sé cuántas gilipolleces más. Cuando todos sabemos que en realidad se trata solo de una excusa para salir a hacer alguna actividad totalmente banal, en la que, si hay alguna botella de vino mucho mejor, y durante la cual, lo que hace cualquier hijo de vecino es básicamente intentar pasarlo lo mejor posible con la gente del curro con la que ya se lleva bien y evitar al máximo a aquellos que no soporta. Pues bien, mi empresa no podía ser menos y decidió preparar algo diferente y original para la cena de navidad. Una actividad en la que todos pudiéramos trabajar conjuntamente, en armonía, como un verdadero equipo para alcanzar metas comunes y garantizar el éxito. ¡Memeces! Ya me explicaran para qué coño necesitan diez personas que trabajan en una cadena de montaje aprender a trabajar en equipo. En fin, que allí nos encontramos, un grupo de diez personas con muy pocos intereses en común dispuestas a intentar, o al menos a aparentarlo, que aquella velada no se convirtiera en un infierno.
Aun así cabe decir que el sitio me gustó. Prometía, ¡y mucho! Justo entrar había un pequeño recibidor, tras el cual, se encontraba la única sala del local decorada en un estilo chic natural muy a la moda. Una chica nos recibió muy amablemente entregándonos unos delantales corporativos la mar de monos. Una vez engalanados para la ocasión nos trasladamos al fondo del establecimiento dónde nos esperaba una impecable cocina con una gran isla de mármol blanco impoluto sobre la que se alojaban varias tablas de cortar con sus respectivos cuchillos y gran cantidad de alimentos perfectamente distribuidos en boles de distintas formas y tamaños.
A pesar de lo apetitoso que parecía todo aquel material, yo deseaba únicamente que llenasen la copa de vino para poder evadirme lo antes posible de los comentarios que soltaba el personal.