1 ago 2015

¿MEJOR NO PREGUNTAR?

¡Si le tienes que preguntar, la respuesta es no! ¡Aunque de sus labios salga un sí! Con suerte, con mucha suerte, conseguirás que no abra la boca, que evite la respuesta, que haga mutis por el foro cambiando de tema, o en el mejor de los casos te haga callar con un beso. Si no lo ha dicho antes, o lo dice de vez en cuando de forma natural, sin presión ni preguntas directas o indirectas por el medio, y tras la pregunta dice que si....Fíjate en que dirección miran sus ojos al responder, si tarda en contestar o si titubea porque muy probablemente no esté siendo sincero. Lo has acorralado y en esa posición una respuesta negativa puede perjudicarlo y sacarlo de su zona de confort. Del confort que le proporciona echar el polvo de los domingos. Que todos sabemos que los domingos por la tarde son muy tristes si estas solo. 

No caigas en mí mismo error, porque a la larga la mentira se desmorona como un muro lanzándote encima todas y cada una de sus pesadas piedras. Te lo digo por experiencia. 

Fue una tarde de verano, llevábamos exactamente seis meses, dos semanas y un día saliendo juntos.
Estábamos tomando un zumo de frutas natural en ese local tan mono que hay en la esquina entre paseo de San Joan y Aragón, cuando se me ocurrió la brillante idea de preguntárselo. 

Yo ya se lo había dicho varias veces y no había obtenido respuesta alguna por su parte, así que se lo solté tal cual, sin más, entre sorbo y sorbo de zumo de frutas. En medio de aquel batiburrillo de guiris, hipster, guiri-hipster o hipsters-aguirados, que lucían barba y barriga al aire mientras comían un trozo de pastel de zanahoria, jengibre, coco, o cualquier otra cosa que aún no estuviera a la moda. 

- ¿Tú me quieres? 

Zas. En ese momento lo disimuló muy bien, pero estoy convencida que conseguí que se le atragantara el zumo. Aun así, con total naturalidad, dejó el vaso lentamente sobre la mesa de madera, acabó de tragar, miró a ambos lados sin disimulo alguno y luego se quedó unos segundos con la mirada fija en las bombillas de distintas formas que colgaban del techo, finalmente se agarró las manos apoyando los codos sobre el tablero y mientras se las frotaba y me miró fijamente para decirme lo más tranquilamente posible: 

- Claro cariño.
- Claro cariño, ¿qué?
- Que te quiero. 
Ola de bienestar invadiendo hasta el más minúsculo de los poros de mi piel. 

Remanso de paz en mi interior. Aquella tarde fue la más feliz de mi vida. ¡Lo había dicho por fin! Así que fuimos a casa y echamos un grandioso polvo. ¿Qué íbamos a hacer si no? Era domingo, por cierto. 

Y así fueron el resto de los domingos de lo que duró nuestra idílica relación. Idílica para mí porque realmente creía que me quería y aún más para él que tenía asegurado al menos un polvo semanal dominguero. 

Mismo día, misma hora, manada distinta de guiri-hipsters comiendo distintas cosas con una misma áurea alternativa. Siempre lo mismo desde distintas posiciones, y sentados en sillas y mesas distintas, lo cual no era complicado porque le local no disponía ni un solo mueble igual a otro. Te quiero. Finalizar el zumo. Polvazo, y a dormir que mañana curramos. La única diferencia era que él cada vez lo decía mirando hacía un lado distinto. La primera vez observaba el mapa colgado de aquella pared blanca mal acabada, la segunda ojeaba distraído el titular de una revista colgada tan originalmente de aquella escalera de madera, la tercera el pastel de zanahoria de la mesa bajita que teníamos al lado y la cuarta repasaba tenaz las enormes tetas de la camarera. 
Mientras yo, lo miraba embobada con las manos en las mejillas y un hilillo de baba resbalándome de la comisura izquierda del labio, superior.... ¡mal pensados!

Y así fueron sucediéndose las semanas, los meses y...no, los años por suerte no.

Aquel local de suelo de madera y techos altos se había convertido en nuestro teatro particular, dónde a través de los enormes ventanales nos dejábamos bañar por la tenue luz del atardecer mientras representábamos nuestra función privada. ¡Qué bonito! ¡Ja! 

Una de esas monótonas tardes de domingo en las que yo pensaba que iba a recibir mi dosis de amor seguida de mi superdosis de sexo, porque hay que reconocer también que a nadie le amarga un dulce, decidí, probablemente por una misteriosa jugarreta del destino llegar quince minutos antes a la cita. 
Cuando llegué todas las mesas estaban ocupadas y no había rastro de él. 

Obviamente no me extrañó, yo llegaba antes de tiempo, así que decidí ir al baño a asearme un poco mientras algún lugar quedaba vacío. 

Mientras hacía muecas frente al espejo intentado descubrir alguna imperfección por pequeña que fuera, me pareció oír curiosos ruidos saliendo de una de las puertas detrás de las cuales se escondían los inodoros, de la marcada con las letras “WO” para ser más concretos. El baño disponía únicamente de dos inodoros con sus respectivas puertas blancas señaladas con las palabras “WO” Y “MAN”, lo cual me parece muy original. Pues bien, de la puerta “WO”, empezaron a escabullirse ruidos curiosos y algo extraños, muy débiles y sutiles al principio, como ligeros golpecitos contra la pared, que fueron aumentando con destreza hasta convertirse en golpes fuertes acompañados de suspiros, soplos y finalmente gemidos.
No pude reprimir la risa, había una pareja follando en uno de aquellos minúsculos baños. 

Que incómodo, pensé, y volví a sonreír frente al espejo mientras miraba el reflejo de la puerta. Decidí irme antes de que hubieran acabado la faena, me hubiera muerto de vergüenza si me los encuentro salir sofocados frente a frente, así que me escabullí silenciosamente y cerré la puerta corredera con todo el cuidado que me fue posible. 

Justo al llegar a la sala una parejita se levantaba de una de aquellas mesitas bajas acompañadas por aquellos silloncitos de piel que se apoyaban sobre el alicatado de cerámica rojiza, desde la cual, además, disponía de una vista privilegiada de la puerta del baño. ¿Qué queréis que os diga? ...Tenía curiosidad por ver las caras de aquellos dos.

Así que me senté a esperar, con un ojo puesto en la puerta del baño y el otro en la puerta de entrada. 
¿Adivináis cuál de las dos se abrió primero? 

Exacto, la del baño. Lo que quizás no hubieseis sido capaces de adivinar, igual que me pasó a mí, es quien iba a aparecer por esa puerta un minuto más tarde de que saliera la camarera de los pechos grandes. 

Pues sí, creerlo porque así fue. ¿Podéis imaginaros la cara que se me quedó? No hace falta que lo digáis, de imbécil total. Por suerte, él inicialmente no me vio, mi posición era realmente estratégica, y eso me dio tiempo a asumir la situación y, lo más importante, tramar un plan. Me iba a quedar sin el super polvo de la semana pero nadie me iba a quitar la satisfacción de joderlo aquella tarde. 

Justo cuando pasaba por mi lado para dirigirse a la puerta le llamé con la voz más dulce y encantadora que he usado en toda mi vida. 

- ¿Ya estás aquí? - ligeramente sorprendido
- Si, llegué antes. ¿Estabas en algún sitio? Sentado, digo.
- Em..., no no, acabo de llegar, he ido directo al baño...me estaba meando.

El imbécil ni siquiera se planteó la posibilidad de que yo llevara más rato allí y hubiera estado, también, en el baño. Se sentó en frente mío, en uno de aquellos mini taburetitos de colores, en los que, ahora que lo veía sin el cristal de las gafas del enamoramiento, lucía ridículo.

- ¿Lo de siempre? - dijo la camarera de las tetas grandes situada justo a su espalda. 
- Si - respondió él sin mirarla. 
- No, hoy me vas a poner el grande, que vengo muerta de sed con este calor. - enorme sonrisa - ah! y además quiero también un trozo de pastel de zanahoria y un pancake de plátano y chocolate - 
- total, no voy a pagarlo yo, eso no lo dije, solo lo pensé. 

Un poco de conversación banal, como todos y cada uno de los domingos anteriores, mientras traían lo que habíamos pedido, y finalmente con todo mi arsenal encima de la mesa:

- ¿Cariño me quieres?
- Claro cariño.
- ¿Claro qué?
- que te quie....

Antes de que las palabras acabaran de salir de su boca todo el contenido del vaso de mi zumo se estrelló contra su cara, resbalando por su pelo, sus mejillas, sus orejas y entrándole en la boca todavía abierta por la estupefacción. Antes de que pudiera reaccionar ya le había colocado el pancake como sombrero y el trozo de tarta de zanahoria de medalla en su camisa nueva de marca. 

Todos los que estaban en el local nos miraban, incluso algunos transeúntes que pasaban en ese momento por delante de los grandes ventanales también lo hacían, algunos reían, otros no eran capaces de articular palabra, o ni siquiera gesticular, y había otros intrépidos que incluso se atrevían a hacer fotos. Probablemente se debatían entre la posibilidad de que me hubiera vuelto totalmente loca o que estuvieran siendo gravados por una cámara oculta.
Cómo perfecto colofón de la escena, me subí al taburetito y dije:

- Además de ser un payaso, es impotente y la tiene pequeña. - Yo y la camarera de las tetas grandes sabíamos que aquello era mentira, pero el resto de la gente no....así que espero que lo incluyeran en los comentarios del facebook adjuntos a las fotos que nos hicieron. 
- Ahora ya puedes seguir disfrutando del baño todo lo que quieras - le susurré al oído, me bajé del sillón toda digna, cogí el bolso y me fui. 

Quizás sea sorprendente pero nunca más lo vi. No hace falta decir que yo borré todo rastro de su existencia de todos y cada uno de mis dispositivos y redes sociales, móvil, ordenador, mail, facebook, twiter…., e incluso de mi memoria, la cerebral quiero decir. Y él... no sé si porque sentía vergüenza, porque tenía miedo de que algo peor le pudiera ocurrir, en esos momentos debía pensar que yo estaba más que psíquicamente desequilibrada, o porque simplemente le resultaba más práctico ignorarme, nunca me volvió a buscar...ni siquiera para vengarse. 

Y por eso ahora creo firmemente que el amor es una falacia, una mentira, una argucia para hacerte sentir eufórico cuando te crees enamorado y terriblemente desgraciado una vez descubres que todo era un engaño, una ilusión, una venda en los ojos que tarde o temprano siempre se cae.
Desde entonces nunca más he vuelto a preguntar...eso sí, cuidado chicos...porque ahora la que mira hacia otro lado, tarda en contestar o titubea cuando le preguntan, ¡soy yo!.

4 comentarios:

  1. Només 1 "typo". Busca'l. Aquest m'ha agradat molt més. Previsible, però per la manera que tens d'explicar-ho et fa voler arribar al final tot i olorar-se el desenllaç. Estic decebut, per això, perquè em vas dir que no li explicaries a ningú. Veig que encara no m'has perdonat. Ho sento de nou.

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    1. Era una història que es merexía ser explicada! Ho sento...prometo no dir-li a ningú més! jeje ;)

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  2. m'ha encantaaaaat! ets una crack :)

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    1. Moltes grácies bonica!!!! Quina ilu que t'agradi!

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