18 ago 2015

CREER O NO CREER

Sentada frente a una copa de vino blanco en el cómodo sillón de piel negro y ante la perspectiva de, a excepción de los baños y la cocina, la totalidad del local, me sentía preparada para intentar averiguar que sucedió exactamente tal día como hoy, nueve de septiembre, del año 2007, en el mismo lugar y aproximadamente a la misma hora, dónde ahora me encuentro.

Fue durante una de esas típicas quedadas post vacacionales, que utilizábamos como excusa para básicamente, cotillear sobre los affaires veraniegos de cada uno de nosotros.

Aquel día nuestro punto de encuentro habitual permanecía cerrado por vacaciones, así que nos desplazamos unas cuantas manzanas hasta llegar al café Adonis. El sitio estaba completamente lleno y recuerdo que tuvimos que esperar alrededor de 15 minutos antes de poder sentarnos en una de las mini mesas redondas situadas en el centro del local, 
justo debajo de aquella lámpara atrapa sueños de aros circulares y bombillas rellenas de anaranjado hilo incandescente.

Marcos acababa de aterrizar de un viaje existencial por tierras Brasileñas, dónde, entre otras cosas, seguro menos excitantes, las exuberantes autóctonas le habían ayudado sobremanera a superar ciertos tabúes que ahora no vienen al caso.

El hecho, es qué empezó a relatarnos cómo durante su estancia en Salvador de Bahía pudo asistir a una ceremonia de Candomblé, una religión afrobrasileña bastante extendida en la zona. Dichas ceremonias se habían convertido en reclamo turístico y visita habitual de extranjeros, previo pago, por supuesto, lo cual, de entrada restaba bastante credibilidad al tema.

Cabe especificar que ninguno de nosotros era, al menos en aquel momento, demasiado crédulo en estos temas, así que obviamente, bromeamos animadamente sobre la posibilidad de que un ser humano fuese poseído por una divinidad de la naturaleza nombrada “Orisha” a través simplemente de unos cánticos y movimientos aeróbicos no menos que extraños.

- Bromead, bromead, pero os digo que si hubieseis estado allí es plantearíais muy seriamente la posibilidad de que aquello fuera cierto. Era demasiado surrealista para ser una invención - dijo Marcos finalizando con una de sus encantadoras sonrisas y dando un sorbo a su cerveza a continuación.

- Venga hombre... no me digas que te lo crees. Eso es una atracción turística y nada más, no seas ridículo - replicó Rebeca.
- ¿Y por qué no puede ser verdad? - contestó David que no perdía ocasión para pinchar a Rebeca - Venga, vamos a intentarlo, daros las manos....

Y entre risas, sin saber exactamente porque... lo hicimos.

David levantó la vista al techo y empezó a leer al revés, en voz alta lo que él creía que decía la frase que en letras rojas rodeaba la lámpara atrapa sueños situada justo sobre nuestras cabezas.
- Oñeus se adiv al, etreum im ed eidan a nepluc on natnugerp is.

Nada más finalizar la frase, un calambre intenso recorrió el círculo a través de nuestras manos impidiendo que nos soltásemos, y la risa se cortó.

La lámpara atrapa sueños empezó a balancearse sobre nuestras cabezas, las botellas perfectamente alineadas sobre las estanterías que envolvían el local empezaron a caer una a una en riguroso orden, los libros salían disparados en todas direcciones 
y el cristal del enorme espejo que presidía la estancia se desquebrajó generando un ruido maquiavélico.

Aterrada me escondí bajo la mesa rompiendo el círculo mientras el resto permanecía inmóvil en sus asientos. De repente las piernas de Marcos empezaron a moverse. Con un gesto rápido se levantó haciendo volcar la silla que se rompió al golpear contra el suelo. Se giró en dirección a la barra directo hacia una de las camareras que en ese momento se encontraba de espaldas, la cogió del pelo violentamente y golpeó su cabeza sobre la base de madera con mucha fuerza. Entonces ella empezó a gritar mientras pataleaba e intentaba deshacerse de su agresor haciendo grandes aspavientos inútiles con los brazos. Él le había desabrochado los pantalones y empezaba a bajárselos con la mano que le quedaba libre mientras con la otra seguía presionando la cabeza de la chica contra la barra. Ella consiguió coger una de las botellas que habían caído de la estantería y repentinamente lanzó el brazo acertando de lleno sobre su cabeza. Marcos quedó inmóvil, la chica se separó de él tan rápido como le fue posible y salió corriendo hacia la salida. Un pequeño chorro de sangre empezó a caer desde su frente tiñéndole el pelo de rojo intenso. Los ojos se le pusieron en blanco y acto seguido, se desplomó. 

Había estado tan pendiente de Marcos que cuando percibí que Rebeca también se había levantado esta ya estaba alargando el brazo para agarrar a la camarera que intentaba salir huyendo por la puerta medio abierta del local. 
En su mano derecha relucía la hoja de uno de los cuchillos que habíamos usado para la cena.

No me dio tiempo ni siquiera de respirar, en un movimiento extremadamente fugaz Rebeca apoyó la espalda de la chica sobre su pecho, la agarró de la frente tirándole la cabeza hacia atrás y le rebanó el cuello. El cuerpo de ambas quedó rápidamente cubierto de sangre, cayeron de rodillas sobre el suelo, y así, una encima de la otra, Rebeca puso los ojos en blanco y utilizó el cuchillo para abrir muy lentamente una profunda brecha en la parte posterior de sus antebrazos. 

Entonces fue David quien se levantó, pero esta vez muy despacio, se movió como un autómata hacia las escaleras y subió lentamente pisando con mucho cuidado cada uno de los peldaños. 
Al llegar arriba acarició con suavidad las botellas de Hendricks que todavía quedaban intactas sobre la estantería, cogió cariñosamente una de ellas y se la acercó a los labios. 

Dio un trago tras otro durante un largo rato, luego abrió la mano y la dejó caer. La botella estalló contra suelo haciéndose añicos y derramando el poco líquido que aún quedaba en su interior. 
David se acercó a la baranda y pasó por encima suavemente las yemas de los dedos notando las irregularidades de la madera. 

Se agarró y la atravesó primero con una pierna y luego con la otra quedando al otro lado únicamente sujeto por su equilibrio. Con dificultad consiguió atar el extremo de su corbata a uno de los postes, puso los ojos en blanco y se dejó caer. 

Los pies de David quedaron columpiándose encima de mi cabeza, su cuerpo todavía hacía espasmos cuando una arcada me obligó a apartar la mirada. Tapándome la boca con las manos corrí hacía el baño, e incapaz de llegar al inodoro vomité arrodillada y con las manos apoyadas sobre el frio suelo de baldosas de colores. Me incorporé, abrí el grifo y apoyé las palmas de las manos sobre el lavabo quedando enfrente del espejo. Levanté la mirada y me vi, pero no era yo, mi reflejo en el espejo era aterrador, mi piel parecía desecha, numerosas arrugas y marcas la surcaban sin compasión, los ojos rojos se encontraban enmarcados por enormes bolsas hinchadas y negras, el pelo blanco completamente encrespado empezada a escasear sobre un cuero cabelludo lleno de costras y heridas. Acerqué una mano temblorosa a mi mejilla, pero me paré antes de tocarla. 
Me miré fijamente y rápidamente lancé mi cabeza contra el espejo que quedó hecho añicos. 

Sobre los cristales rotos observé en mi reflejo pequeños trozos de vidrio incrustados en mi frente y mis mejillas desde los que la sangre empezaba a brotar, los ojos se me pusieron en blanco y me derrumbé. 

Al abrir los ojos nos encontramos mirándonos paralizados y asustados. Seguíamos cogidos de las manos. A nuestro alrededor no había signo alguno de cualquier alteración, tan solo el reloj había avanzado alrededor de media hora, marcaba las 21:32 de la noche. 
Nadie parecía haber visto, oído o sentido lo que nos acababa de pasar, lo cual lo hacía aún más desconcertante si cabe. 

Rebeca se soltó y salió llorando del local. Los demás pagamos la cuenta sin dirigirnos la palabra y volvimos a casa sin hacer ningún otro comentario al respecto. 

Aunque ninguno lo corroborara verbalmente, nuestras miradas confirmaron con rotundidad que los cuatro habíamos vivido y sentido todo lo que pasó aquella noche, y que a pesar de que nadie más ni tan siquiera lo percibiera todo aquello fue real. Tal vez, una realidad paralela, un hueco en el espacio – tiempo, un agujero negro, no lo sé, lo único que se seguro es que pasó. 

Le he dado muchas vueltas a toda esta historia durante todo este tiempo. Durante la única conversación que intenté tener con Marcos sobre el tema caímos en la cuenta que el día en que todo se aconteció fue el 9/9/2007. Curiosamente si sumamos los números del año obtenemos otro nueve, y tres nueves al revés….el famoso número del diablo 666. Además recuerdo haber visto como el reloj marcaba las 21:32 de la noche cuando despertamos, por lo que teniendo en cuenta el rato en que se debió suceder todo, David podría haber recitado la frase exactamente a las 9, 9 minutos y 9 segundos de la noche, nuevamente 666. 

He tenido que tener mucha paciencia, pero por fin ha llegado el momento, el día 9 de septiembre de 2016 a las 21:09 y 2 segundos de la noche sentada frente a una copa de vino blanco en el cómodo sillón de piel negro ante la perspectiva de, a excepción de los baños y la cocina, la totalidad del local, estoy preparada para averiguar que sucedió exactamente tal día como hoy hace 9 años. Y por eso… 
- Oñeus se adiv al, etreum im ed eidan a nepluc on natnugerp is.

2 comentarios:

  1. Com habitualment, brutal. Només una cosa: "Levanté la mirada y me vi, pero NO ERA YO, mi reflejo en el espejo era aterrador, mi piel parecía desecha, numerosas arrugas y marcas la surcaban sin compasión, los ojos rojos se encontraban enmarcados por enormes bolsas hinchadas y negras, el pelo blanco completamente encrespado empezada a escasear sobre un cuero cabelludo lleno de costras y heridas." Per la descripció, SI ERES TÚ. Com et veus tu quan et mires? No serà que vius normalment en "una realidad paralela, un hueco en el espacio – tiempo, un agujero negro"? :-)

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    1. Ja saps que si, de fet a casa he canviat els miralls per fotos de super top models, i desde aleshores ¡ME VEO FANTÁSTICA! ¡Porque todo depende del cristal desde el que se mire!
      Mil gràcies pels comentaris i els ánims...aixó ajuda a continuar endevant! Petonets

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