El lápiz con el que ella, cada mañana, se lo dibujaba quedó olvidado en el lavamanos del baño. Pensó en llevárselo de inmediato. El hecho de que hubiera decidido marcharse llevándose todas sus cosas, sin tan siquiera despedirse, no era motivo para mostrarse descortés. Estaba convencido que lo echaría en falta al día siguiente. Sólo un instante de reflejo, con el objeto ya en la mano, le sirvió para darse cuenta que extrañaría el lápiz, no a él.
Así que, se tragó las ganas, y lo usó para reproducirse en el rostro su falso lunar.
Bonitaaaa! Cuanto tiempo sin recibir tus magnificos relatos! Que alegria! Me ha encantado este, un abrazo!!!
ResponderEliminarHan sido unas largas vacaciones, jejejej....pero ¡he vuelto! Y con las pilas super cargadas y la cabecita dando vueltas a mil historias. Me alegro que te guste. ¡Muchas gracias! Besitos.
Eliminar